¿Sabías que en cada impacto, el corredor recibe una carga en su apoyo hasta tres veces superior a su peso corporal?  Y en gran medida son las articulaciones, incluida la cadera y zona lumbar, las encargadas de absorber ese impacto. Si pensamos que en una carrera de 10 kilómetros se realizan unos 6000 impactos en cada pie, nos podemos hacer una idea del gran estrés que mantienen. Y es que aunque la carrera aporte enormes beneficios de salud, también es muy agresiva mecánicamente para ciertas zonas articulares. Las lesiones a nivel muscular evolucionan bastante bien y se les puede devolver su función, sin embargo los daños estructurales en cartílagos, meniscos y discos vertebrales son irreparables. Por eso y para disfrutar de todos los beneficios (¡que son muchos!) de correr y de otros muchos deportes que implican carrera, la salud articular debe ser uno de nuestros grandes objetivos para disfrutar de una larga y plena vida deportiva. ¡Claro que se puede!

Sabemos que estás muy implicado en tu cuidado articular; eliges unas buenas zapatillas, administras tus días de entrenamiento y descanso, estiras tras tus sesiones y te hidratas correctamente. Si cumples con todo esto, ¡estupendo! Pero le falta un ingrediente a esta ecuación deportiva: la alimentación, una de las claves capaces de empujar o lastrar tus objetivos y entrenamientos y que debe aportar los nutrientes necesarios a tu organismo y también a tus articulaciones.

Antes de seguir avanzando, ¿conoces cómo funcionan tus articulaciones? Para empezar, las articulaciones son la unión entre dos o más huesos y son las encargadas de facilitar el movimiento de todo el esqueleto y de darle elasticidad al cuerpo. Están recubiertas por cartílagos elásticos, resistentes a la presión,  que son los "amortiguadores" de los impactos que se producen durante la carrera. Este cartílago está formado por células, fibras de colágeno y matriz extracelular compuesta por mucopolisacáridos (principalmente ácido hialurónico) y glicosaminoglicanos. El objetivo de todos estos componentes es nutrir, lubricar al cartílago y  evitar la fricción entre los huesos para que nuestras articulaciones no sufran haciendo deporte.

Para asegurarte de que tus articulaciones "no pasen hambre" y alejar a las lesiones debes incluir alimentos ricos en mucopolisacáridos (manitas de cerdo, el codillo, los callos, etc.) Si tu dieta no te permite incluir  estas opciones, y quieres evitar caer en un exceso de grasa o colesterol o sencillamente quieres asegurar un cuidado completo a tus huesos, una gran opción se encuentra en los suplementos alimenticios específicos ricos en mucopolisacáridos.